viernes, 11 de abril de 2008

Pekño cuento

Erase una vez una princesita que buscaba encontrar a su príncipe, soñaba con un lindo príncipe con una sonrisa que podría enamorar solo a ella, unos ojos que pudieran llenarse de amor simplemente al verla, una boca que solamente pudiera decir hermosas y dulces palabras de cariño que solo pudiera dirigirle a ella, unos brazos fuertes que pudieran abrazarla y protegerla y unas piernas llenas de vigor para que pudiera correr a su rescate por cualquier problema
Con todo esto soñaba la hermosa princesita, y suspirando miraba diariamente através de su ventana, esperando ver cruzar las puertas del reino a su muy deseado príncipe montando un hermoso y fino corcél blanco, dispuesto a dar todo por su amor
Al cumplir la mayoría de edad, el Rey, su padre, hizo correr la noticia de que la princesa contaba con edad para ser desposada, la noticia circuló a través de muchos reinos, al paso del tiempo fueron llegando príncipes y plebeyos de toda clase
La princesa debía de observar a los príncipes a través de una pequeña rendija colocada atrás del trono, al momento en el que saliera de su escondite se conocería al príncipe que ella habria elegido como su esposo, el Rey adoraba a la princesa, así que no deseaba que se desposara con alguien que no fuera elegido por ella
El primero fue un príncipe de una lejana tierra, muy rico, con muchas tierras y mucho poder, el único defecto que le observó la princesa fue su edad, era mucho mayor que ella, sus ojos expresaban madurez, carecían de esa chispa que se mantiene en la juventud y se pierde al pasar por las experiencias difíciles de la vida, ella no quería eso, quería alguien con quien aprender: La princesa no salió, el príncipe fue despedido del reino por elloLuego llego un principe joven, no tan rico como el anterior, pero hijo de un Rey muy poderoso, heredero al trono, era muy parecido a un ángel, ojos azules como el cielo, cabello rubio como el oro, sin embargo en sus ojos la princesa solo veía avaricia, observó como se deleitaba con las riquezas del reino, con las hermosas plebeyas del castillo, la princesa tampoco quería eso, queria alguien que pudiera verla solo a ella. La princesa tampoco salió y el príncipe se retiró
El tercero en llegar fue un plebeyo, no era rico, ni poderoso, pero era muy trabajador, su físico no era parecido a un angel, pero bien podría haber sido una bella obra de algún escultor famoso, pero en sus ojos la princesa observo inexperiencia, lo único que conocia el plebeyo era su oficio, que era de artesano, solo podía hablar de su trabajo, la princesa al estar acostumbrada al vivir en el palacio llena de lujos, rodeada de sabios que le enseñaban como funcionaba el mundo en el que vivian pensó que no podría pasar el resto de su vida acompañada de alguien con quien no pudiera platicar, el plebeyo le agradaba, pero también lo dejó pasar
Un cuarto fue un príncipe hermoso, de un reino pequeño que estaba creciendo poco a poco, un joven delicado, cabello del color caoba, figura delicada pero fuerte y muy atractiva, una sonrisa que era casi divina, al verlo a lo lejos la princesa dio un paso enfrente, sentía que estaba enamorada, sentía que él era el príncipe de sus sueños, dos pasos antes de llegar al trono se paró en seco, había alcanzado a ver los ojos de su padre que la miraban con desaprobación, con una mirada señalo los ojos del príncipe, a la princesa le costó trabajo observar lo mismo que su padre, pero después de mirarlo por unos segundos vio que era lo que tanto le desagradaba: ese príncipe que ella de lejos y por un momento pensó perfecto, al mirarlo atentamente descubrió que no lo era, en su mirada solo veía lujuria, era un príncipe joven al cual le faltaba mucha experiencia, por lo tanto deseaba comerse al mundo de una mordida, la princesa retrocedió unos pasos y regresó a su escondite, donde pudo observar que el príncipe joven solamente se alejo un poco del castillo, no se retiró, rondaba esperando...
Así pasaron muchos príncipes y plebeyos, unos de gran edad, otros tan pequeños que parecía que caerían del caballo, unos con tanta experiencia que sobrepasaban al Rey mismo, otros sin la mínima idea de lo que se encontraba atrás de los muros del lugar que habitaban, unos hermosos como ángeles, otros que simplemente no habian sido dotados de belleza alguna, unos inteligentes, otros no tanto, unos intrépidos y juguetones, otros serios y callados
La princesa observaba muchos principes y plebeyos, hubo unos momentos en los que la princesa se acercó al trono, sin embargo el Rey la miraba y le señalaba que no era lo que ella merecia, le señalaba lo que no estaba acorde, lo que no era para ella y entonces la princesa retrocedia nuevamente; cada vez que salía aquél joven príncipe se intentaba acercar a la princesa, pero los subditos del Rey lo impedían, la princesa deseaba conocerlo, pero debido a la negativa del Rey regresaba a su escondite a seguir observando, esperando a su príncipe soñado
Así pasaron los días, las semanas, los meses, los años, la princesa dejo de ser la niña que era, se había convertido en una hermosa mujer, era más asediada por los príncipes y muy observada por el mundo entero que se habían percatado de su cambio, pero además del cambio físico por su edad, había crecido en sus experiencias, al haber observado tantos príncipes y plebeyos buscando aparentemente su amor había visto que muchos de ellos llegaban con mirada de egocentrismo, envidia, lujuria, avaricia, por lo que a ninguno habia aceptado, a algunos se había acercado, sin embargo la mirada de su padre la hacía volver a observar y descubrir aquello que él había encontrado en su desagrado
Poco a poco la princesa comenzó a decepcionarse, pasaba el tiempo, pasaban los años, y su príncipe no aparecía, una noche le pidió a la Luna que le concediese un deseo, el deseo era que llegase su príncipe perfecto para ella, su padre, el Rey al oírla hablar a la Luna se acercó a ella, le dio un fuerte abrazo y le dijo "Mi pequeña hija, no te desesperes, tu eres la niña de mis ojos, la rosa más perfecta de mi jardín, no te quedaras sola, debes aprender, que lo que más vale la pena, es lo que más tarda en llegar, lo que más cuesta, has hecho bien al seguir mis consejos y volver a mirar a aquellos príncipes y plebeyos que yo he desaprobado, y que tú por solo verlos ciegamente los habrías aceptado, has hecho bien al seguir mis enseñanzas, siendo una princesa obediente, dejando a un lado tus propios caprichos con tal de cumplir mi voluntad, porque sabes que de una o cierta manera estoy en lo cierto, te amo y por eso no dejaré que te desposes con cualquier príncipe, no dejaré que aquel joven príncipe quien con tanta insistencia se ha quedado esperando desposarte lo haga, un día llegará el príncipe que será perfecto para tí, lo prometo"
La princesa con lágrimas en los ojos aceptó las dulces palabras de su padre, tomo su lugar en la ventana, sentada en un sillón tan cómodo como una nube se quedó profundamente dormida, la despertaron los primeros rayos del sol despuntando sobre el horizonte, ahi sentada observando el espectáculo de la naturaleza, no se percató que un joven se acercaba al castillo; la princesa después de haber escuchado a su padre ya no tenía esa sensación de estar buscando, si no que estaba tranquila, observando
El joven se entrevisto con el Rey, no era ni príncipe, ni plebeyo, era dueño de ciertas tierras que daban buena cosecha, tenía buenos ganados, era un joven con estudios bastante adelantados, el Rey mandó a llamar a la princesa, quien se acercó lentamente al observar que su padre no se encontraba solo, observó atentamente al joven, al ver sus ojos, por unos momentos quedaron prendados ambos, al mismo tiempo, vio como las mejillas del joven se sonrojaban, por lo que ella liberó sus labios en una linda sonrisa que fue correspondida por el joven con la más maravillosa sonrisa que había visto en su vida, ella había visto a tantos príncipes y plebeyos que se sorprendia que ninguno había causado esa impresión en ella
El joven lentamente se acercó y le habló a la princesa "Princesa mía, la más hermosa entre todas las princesas, sé que has estado buscando alguien con quien desposarte y no has encontrado a nadie, sé también que hasta hace poco seguias buscando y que ahora, en estos tiempos ya has dejado de buscar, no por que hayas encontrado a alguien, si no porque has encontrado a muchos incorrectos, yo no sé si sea el incorrecto pero me gustaria llegar a conocerte, si tu padre, el Rey me lo permite"La princesa quedo embelesada con sus palabras, el Rey al mirarla tan sorprendida y habiendo analizado previamente al joven acepto que se acercara a su hija, quien sonriendo dijo que aceptaba su amistad
Pasó el tiempo, la atracción se volvió amistad, la amistad se volvió cariño, el cariño se volvió ilusión, la ilusión se volvió amor, amor que el Rey un día bendijo, la princesa había encontrado a alguien, no había sido ningún príncipe que hubiera llegado cabalgando al reino con espada desenvainada queriendo luchar por ella, había sido alguien mejor, alguien que sería irremplazable, alguien que parecia haber nacido perfecto para ella, alguien a quien no había buscado, simplemente se habían encontrado mutuamente y así, mutuamente y en el mismo momento supieron que eran perfectos el uno para el otro
La boda de la feliz pareja se celebraba y la princesa pensaba: Buscaba a mi príncipe perfecto, pero lo único que necesitaba era al amor de mi vida
La princesa era completamente feliz y junto con su esposo vivieron felices para siempre
FIN....

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